lunes, 23 de agosto de 2010

¿Qué es un editor?

Pese a lo que se cree habitualmente, el editor que habita Edilandia es el llamado por don José Martínez de Sousa "editor de mesa". Es decir, el que planta posaderas en la silla frente a su mesa de trabajo para poner manos a la obra y dejar un texto en condiciones de convertirse en libro.

Cito:
edición Conjunto de trabajos editoriales que tienen por fin la publicación de una obra.

Las otras acepciones del Diccionario de edición, tipografía y artes gráficas refieren a otras realidades. Veamos.

2. Impresión de una obra o escrito para su publicación.

3. Conjunto de ejemplares de una obra impresos de una sola vez con el mismo molde.

4. Grabación de un disco para su difusión.

Entonces, Edilandia es ese lugar donde se realizan esos trabajos que permiten que un material textual se pueda publicar. Y subrayo especialmente que dicha tarea es "invisible" para el lector, que recibirá el producto terminado y, por lo general, no se detiene a pensar(y, dadas las circunstancias actuales de la edición de textos, bueno sería que lo hiciera, pues algunas ediciones son impresentables) en la ardua tarea que precede a la publicación de un libro, repito, invisible ella aunque ¡mucho para quien la lleva adelante.

Tierra de editores, de gente que mete mano en los textos, los revisa, los pule, los mejora, los compagina, elige el diseño... Esa gente son los editores.

¿Quedó claro? El editor no (siempre) es el dueño de la editorial, el vendedor que piensa que "mejor los libros los hago yo" (es decir, contrato editores y diagramadores) y "abre una editorial". El editor es el que trabaja casi anónimamente, el que "sabe de qué se trata", frente a una mesa donde se toman ciertas decisiones. De esta gente hablaremos en la siguiente entrada.

lunes, 19 de julio de 2010

Bienvenidos

Un saludo en esta primera entrada.

La razón de este nuevo blog es que he comenzado un camino como editora independiente. Está bueno ser independiente. El estado de "en relación de dependencia" marca con el signo de la alienación: adoptamos el discurso del otro, nos comprometemos a seguir un camino de una sola vía: la del dueño de la Editorial, que se llama, claro, "editor". Pero que de edición sabe... el mercadeo. En dichas circunstancias, se acalla la voz interior que nos dice que no vamos en la dirección correcta, y violentamos nuestros principios, y nos encerramos en la rutina "no me gusta lo que hago pero tengo un sueldo seguro a fin de mes" (esto último, lo sé, no es poco).
Hasta que llega el día en que uno no soporta más. De veras que no. Y da un portazo. Y dice que cómo se atreven a adjudicarle a uno el fracaso por la inoperancia. Y decide no regalar (sí, el sueldo a fin de mes está bueno, pero ¡es ínfimo frente a lo que uno pone en juego!) el talento, la dedicación, las ideas... Y se va. Se va con el miedo, la frustración, el cansancio. Sobre todo el cansancio. Buscando el camino propio, se va uno. Pensando si desbarrancará o verá un horizonte más amplio, un aire más puro, una libertad...

Aquí estoy. Empezando. Esto es un paso tan mínimo. Pero es un paso.