miércoles, 26 de octubre de 2011

Causa abierta: La cuestión RAE y su honestidad intelectual

Al "caso RAE contra Ricardo Soca" le debemos una puesta en escena de los mecanismos de esta institución y su ejercicio del poder sobre nuestro idioma (bien común por antonomasia). 
Aunque lo sabíamos, debemos agradecer que artículos, notas y comentarios hayan permitido dejar en claro que es un organismo público (recibe subsidios del Estado español), pero se comporta como empresa privada, representada por el Grupo Planeta para "asuntos de derechos", es decir, "comerciales".  Esto último no es algo menor. Planeta habla en nombre de la RAE. ¡Vaya!

Cumpliendo con ese papel, impide el libre acceso a sus contenidos desde otros sitios en la red, como el de El castellano.org, hecho denunciado, discutido, y por el que continúan reclamos y exigencias respecto de esta política de la RAE, privatista y excluyente.

Pero hay más: le ha birlado su "Palabra del día" a Ricardo Soca, en un quítame de allí esa idea tuya que me va bien a mí. Idea y nombre del servicio. Así, sin más. ¡Vaya!

En medio de las olas de indignación, ha surgido también, desde el interior mismo de la que "limpia, fija y da esplendor" (¿?), la voz de Manuel Seco que dice, y no es novedad, que la RAE ha usado materiales de su insigne Manual de dudas...

Pero... ¿sólo de Manuel Seco ha tomado prestado "algo" la RAE? No lo sabemos de seguro, aunque lo intuyamos. Como tampoco lo sabríamos si el propio Manuel no hubiera dicho que esto ha sucedido. ¿Por qué? Porque la RAE no hace declaraciones de bienes. De bienes ajenos. Es decir, no brinda referencias bibliográficas en las obras que publica. Increíble, ¿verdad? Pues así es.

De modo que, cuando en Edilandia nos enteramos de que Silvia Senz abrió en Facebook la causa "Queremos que la RAE incluya la bibliografía de las fuentes de sus obras", no pudimos menos que leer allí sus contribuciones, remitirnos a su reconocido y excelente Addenda et Corrigenda y sumarnos humildemente.

Y, desde luego, invitamos a todos a sumarse a este pedido para que se multipliquen los debates, los intercambios, las lecturas, las propuestas, las reflexiones. 

Prometemos esforzarnos por publicar toda la información respecto de este tema en particular y de los que se vinculan con la Tierra de editores. Tenemos muy  buenos y calificados ejemplos de referencia que nos impulsan. Eso sí, salvo error involuntario, descuido o desprolijidad, mencionaremos fuentes y no infringiremos derechos de propiedad.


martes, 18 de octubre de 2011

¿Qué es un editor?/2


(Una compañera de trabajo me hizo algunas preguntas para un trabajo práctico; transcribo aquí mis respuestas.)

-¿Qué hace un editor? ¿Cuál es su función?
Varias tareas, de un amplio rango. Selecciona libros para publicar, ya escritos, o los encarga. Diseña (conceptualmente) colecciones en las que puedan incluirse esos libros. Supervisa la escritura y/o la corrección (en ocasiones, también debería confeccionar un “Libro de estilo” propio de la editorial en la que trabaja, si ésta no lo tiene). Colabora (siempre conceptualmente) en las decisiones respecto de títulos, formatos, cantidad de páginas, tipografías, diseño de tapas, etc. Escribe o supervisa la redacción de contratapas y solapas. Es nexo entre los autores y los diseñadores, y luego entre el producto final (el libro) y los vendedores, los encargados de prensa, los libreros, etc.
(También, a veces, se llama editor al dueño de la editorial, pero en este caso sólo cumple las tareas que involucran decisión, y delega las otras a los editores en el primer sentido de la definición, redactores, correctores, etc.).
Editor (inglés editor) puede ser también lo que en castellano se llama compilador, coordinador, director, etc.; es decir, alguien que reúne varios textos en un mismo libro, generalmente junto con una introducción y notas. O quien da forma a un libro clásico, con su respectivo aparato crítico (por ejemplo, editar el Quijote, la Divina Comedia, etc.).

-¿Qué aspectos de su profesión motivan a una persona a querer ser un editor?
Básicamente, la idea, el deseo de “hacer libros”, completos, desde lo conceptual a lo material. (El libro es un extraño objeto de amor, de pasión; fetichista, por supuesto.)

- Cuando Ud. elige esta profesión, ¿tiene en mente ser autor? En general, ¿se elige esta profesión por sí misma o como un paso intermedio para llegar a ser autor?
No es mi caso; soy autor desde antes de ser editor. Pero lo otro supongo que puede darse también, aunque me parece un camino demasiado complicado para llegar a ser autor...

- ¿Cuáles eran sus expectativas al comienzo de la carrera? ¿Cuáles se cumplieron y cuáles no?
Las expectativas tenían que ver con hacer buenos libros (me reservo la definición de lo que sería “bueno” para mí, y no es que lo tenga demasiado claro). Esto sólo se puede cumplir en un porcentaje relativo; a veces los libros son buenos en su contenido pero no en su forma, o al revés; a veces tienen éxito de venta libros que uno detestó hacer, o al revés. Hay de todo.

- ¿Cómo sería el perfil de un perfecto editor? ¿Cuáles deberían ser los factores externos que permitieran el desarrollo de un perfecto editor?
Ay, ay, ¡“perfecto” no hay nada! Contra lo que opinan muchos colegas, para mí el editor debe tener una amplia cultura general y lingüística. Debe saber más que los redactores y los correctores (para supervisarlos bien), y bastante de diagramación también, para saber las posibilidades que hay (ni inventar la pólvora ni pedir imposibles). Conocer el “mercado”, muchas librerías (incluso de viejo, para robar ideas de las épocas doradas de la edición...), muchos autores, tendencias, etc.
Los factores externos van desde una adecuada preparación profesional (teórica y práctica) hasta la estabilidad económica que permita un buen equilibrio entre lo seguro y lo arriesgado. Nada de esto existe hoy.

- ¿Qué se siente cuando se tiene el poder de decidir no sólo cómo va a salir un libro sino que también se tiene el poder de decidir qué es lo que la gente va a leer?
El editor sólo decide una parte (bastante quizás) de la forma final del producto, y casi nada sobre lo que la gente va a leer. Esto lo decide el “mercado”, es decir, la misma gente; una especie de círculo vicioso. La relación con ese supuesto poder cada uno la maneja como puede; yo no tengo tiempo de sentirme con poder.

- ¿Cuál es el límite que divide el error conceptual, la falta de precisión o la claridad del estilo propio de un autor?
El error conceptual no puede formar parte de ningún estilo y no debe ser tolerado. Es la parte más difícil quizás de la tarea del editor, y lo ideal sería que hubiera personal especializado para captar ese tipo de error (hay editores de psicología, de política, etc.). La tolerancia respecto de la falta de precisión o de claridad depende del tipo de libro; ciertos estilos literarios se construyen de esa manera y no pueden ser modificados. En libros de interés general, la claridad es obligatoria.

- ¿Cómo se negocia con el autor?, ¿se debe respetar su estilo aun cuando vaya en detrimento la comprensión del lector?
Depende del libro y del autor. En la gran mayoría de los casos, el autor también está interesado en llegar al lector de la mejor manera posible, pero a veces no está en condiciones ―emocionales o intelectuales― de aceptar críticas o correcciones. El editor debe tener mucha paciencia (y autoridad) para hacerle ver sus errores y la mejor manera de enmendarlos, en función de un objetivo común.
Esto también contesta la segunda parte de la pregunta: el estilo literario debe ser respetado porque es parte integral del valor del libro (en todo sentido).

- ¿El desarrollo o la evolución de una editorial depende exclusivamente del editor?
No, el editor, tal como lo estuve definiendo, es un engranaje más. Los otros (márketing, diseño, ventas, prensa) son tan importantes como él. Por lo menos, en la actualidad. Otra cosa es el editor-empresario; está claro que, en este caso, sin él, no existiría la editorial.

- ¿Qué libro/s famosos “desearía” poder editar? Y ¿por qué?
Muchos libros, es difícil elegir uno. Seguramente: Cien años de soledad, de García Márquez; La vida breve, de Juan Carlos Onetti; Rayuela, de Julio Cortázar; Pedro Páramo, de Juan Rulfo; Yo, el supremo, de Augusto Roa Bastos (que acaba de morir). Muchos. Sobre todo, latinoamericanos.

- ¿Cuando lee un libro, es posible dejar de lado al editor y ser un simple lector?
Sí, en general sí... salvo que el libro en cuestión esté muy mal editado y forzosamente se me ocurran cambios que haría o hubiera hecho. Más difícil es dejar de ser “corrector” y contenerse de remarcar los errores de los libros que leo "fuera" del trabajo.

- ¿Que puntos importantes se deben tener en cuenta a la hora de elegir un libro para editar?
Eso depende de determinaciones previas y ajenas al editor. Hay líneas editoriales, más o menos amplias, que se deben seguir obligatoriamente. Primero que nada, el libro debe ser o hacerse vendible. Después, hay requisitos de tipo ideológico, por ejemplo. O elementos como la longitud, la claridad, etc. Pero todo lo que sea “formal” se puede arreglar; lo central es que el libro tenga las condiciones para publicarse en esa editorial en particular.

- ¿Qué cree que siente un autor cuando el editor rechaza su libro? ¿Cuáles son los fundamentos apropiados para rechazarlo?
Frustración, claramente. (Es lo que he sentido yo como autor.) El único fundamento que se debería dar es respecto a la no adecuación del libro a la línea editorial. Claro, si el editor tuviera el tiempo necesario, podría ponerse a dar su opinión personal sobre el libro, consejos al autor para reformularlo, etc., pero esto no es del todo correcto. No se trata de un taller literario, y otro editor podría tener otra opinión, muy distinta. Creo que el editor no tiene que ceder a la tentación de un diálogo “pedagógico” con el autor postulante; esto puede volverse interminable o terminar mal.

- ¿Cuáles fueron los momentos más satisfactorios e insatisfactorios de su profesión?
Los más satisfactorios tienen que ver con la elección de un buen libro (bueno para uno) y la posibilidad de seguir el proceso de su producción hasta que esté “en la calle” y sea leído, más o menos, por el público. Tener que editar libros “malos” o meramente comerciales, o muy mal escritos desde el origen, es insatisfactorio, frustrante. Que un libro en el que uno puso mucho trabajo salga con errores (por apuro, por ineficacia de otros) también es malo. O que no sea suficientemente difundido.

Sobre las erratas

de Luis Alberto Musso Ambrosi 
(director de la Biblioteca Nacional de la República Oriental del Uruguay)

 
Como al hombre no le es dable vivir sin errores, nos movemos entre ellos durante toda nuestra existencia; sin embargo, no los aceptamos y nos sentimos molestos cuando ocurre. De equivocación en equivocación sufrimos la vida, pues creemos que todo nos resulta distinto a lo previsto; desde ángulos más optimistas sería mejor amoldar nuestro modo de pensar (y perdonen si es confutación) a filosofías fatalistas, manera de contentarnos con el producto bueno o malo que el azar depare a nuestras aspiraciones. El preconcepto de considerar siempre como error lo que no llena los deseos es quizá el mayor de todos los errores.
Luchar contra el destino, y esto es casi lo mismo, es para muchos rechazar la voluntad de los dioses. Pero hasta los dioses se equivocan, pues las mitologías desbordan en narraciones colmadas de yerros. También la historia de tiempos pretéritos y la presente trasuntan desaciertos, y las acciones de hombres y pueblos, inadvertencias y descuidos. De toda esta confusión sólo queda algo positivo, la experiencia, resultancia o producto entre lo proyectado y lo ocurrido. Es cosecha de verdades, aunque sean imperfecciones o exactitudes.
Dejemos los errores para pasar a la forma de ellos que hoy nos interesa, la ERRATA, inventada por los hados para carcomer la conciencia profesional de escritores e imprenteros y por cuya implacable aparición sufren los correctores. Estos demonches traviesos se ocultan entre las letras, palabras y frases, y viven por todos los planos de las hojas impresas si no se les ahuyenta a tiempo.
Es el corrector oficio de mérito y responsabilidad, requiere conocimientos amplios para llegar a ser de los buenos. Pero además deben poseer cualidades para sostenerse con paciencia entre los escritores que inventan palabras, desajustan términos, entreveran frases y castigan la gramática, y también tipógrafos y linotipistas distraídos o cansados.
Son muchos los autores de pluma ligera que pasan por olvido vocablos de dudosa ortografía, o aquellos impulsados en el torrente desbordante de ideas que ponen poco cuidado en la construcción de la frase o conjugan mal un verbo. Los hay inventores de voces, o repetidores, insistentes en el uso de pronombres, conjunciones, artículos y adjetivos, pero no exageremos sin recordar que el magnífico Cervantes, señor de nuestra lengua, utilizó para el Quijote entre otras muchas, las palabras y cantidades siguientes: 21.797 "QUE"; 21.435 "LA"; 18.418 "DE"; 18.007 "Y" y 10.796 "EL", eso sí en un total de 378.486.
Tenemos en nuestro idioma español tantas formas de decir las cosas, de darle fluidez, encanto, tergiversar, eludir, suplantar, alambicar, extender y abreviar como en ningún otro. A ello sumamos sinónimos, semejantes, equivalencias, modismos, frases hechas y refranes, inacabables serpenteos que confunde al más apto y que permite a la mayoría que escribamos sin mirar mucho la gramática, que al fin no son los puristas los más leídos aunque sí los mejores descifrados.
Como todo oficio, el de corrector posee cualidades específicas y reglas de precisión que infelizmente no dominan los autores y por ello las omiten cuando revisan galeras; cada clase de equivocación tiene el correspondiente signo que acompaña a las salvedades, pero ¿cómo pueden manejar los ajenos esos intrincados ganchos, líneas, círculos y raras formas para ajustar cada clase de errata, interpolación, sangría, blancos y demás? Algunas veces se entablan pugnas entre autor y corrector por distintas interpretaciones de homónimos; en esas oportunidades se suma una corrección a otra, y van y vienen las pruebas con tachaduras cada vez más fuertes que denotan el enojo de ambos.
Las equivocaciones lamentables son frecuentes, ocurren en los títulos, cabezales y lugares destacados, letras de cuerpo mayor difíciles de abarcar en un solo golpe de vista. Tenemos en este bagaje otra clase de erratas: líneas invertidas, repetidas, torcidas, letras de distintas familias, rotas, mal espaciadas... Y los hay peores: libros sin portada, omisión del nombre del autor o del título de portada, mal fechados, paginación alterada, pliegos transpuestos y no queremos entrar a desmenuzar el noble arte de la tipografía en todo lo que tiene que ver con distribución de párrafos, capítulos, blancos, eliminación de calles e infinitos aspectos conducentes a embellecer los impresos.
Llegando el libro terminando a manos del autor, éste -con preocupaciones que ya no caben en perfeccionamiento- lo revisará minuciosamente en un acto de inquietud y penoso desasosiego. Cada errata será amarga, muy amarga por insalvable. Mas triunfando la responsabilidad aparece el remedio: la "Fe de erratas", la erudita "Corrigenda" o de manera menos comprometedora las "Erratas notadas", a veces "Erratas notables". Modestas maneras, estas dos últimas, de admitir que existen otras. Esta hojita final no es carta de recomendación.
Los impresores españoles suelen denominar a la "tabla de correcciones", "TABLA DE HUMILLACIONES". La errata se llama también MENTIRA O MOSCA. Si proviene del autor, con algo de indulgencia le decimos LAPSUS CALAMI; si del linotipista, MOCHUELO.
Historiadores de la imprenta, bibliófilos, entendidos aceptan la errata y hasta se distraen con ella; las coleccionan y forman libros. A este respecto es interesante la obra del austríaco Max Sengen, quien nos divierte con ejemplos de escritores famosos, para muestra el siguiente: "Con un ojo leía, con el otro escribía" (A orillas del Rin, de Aubrack).
La equivocación más antigua dentro del ciclo del libro impreso data de 1457, pertenece al Psalterium llamado de Maguncia, editado por Juan Fust y Pedro Schoffer; al finalizar la última página, explican que la obra se realizó mediante el arte de la imprenta y no copiándolo a mano. En ese colofón puede leerse "Pns Psalmor codex..." (sin abreviar, "Praesnens Psalmorum codex"...).
Las erratas en los libros son anteriores a la invención de la imprenta y siempre acompañaron a la escritura. En Roma los copistas solían equivocarse, por eso ya existían correctores, los cuales dejaban constancia de su labor en notas escritas adjuntas al texto revisado. En los códices del medioevo son comunes los errores y
éstos pasaron sucesivamente a nuevas copias integrándose como formas sanas del texto; a pesar de las depuraciones que de tarde en tarde realizaban los eruditos, sus esfuerzos no fueron siempre felices.
Algunos autores sostienen que la "errata" desempeñó papel importante en la invención de los tipos movibles; las planchas xilográficas de las primitivas ediciones, cuando sufrían errores, obligaban a extraer el trozo equivocado para reemplazarlo por otro con la enmienda, lo que condujo a la idea práctica de dividir el texto a la mínima expresión de la escritura, o sea, letra por letra.
Como ejemplo del esforzado trabajo imprenteril, citamos aquí la obra escrita en catalán Rudiments de tipografía pers als educands de l´escola obrador del grup benefic (Barcelona, Patronat d´Assiténcia Social, MCMXXXIV), de Luis Badía I Ferrer, destinada como lo expresa el título a la enseñanza de la tipografía; este libro se halla acompañado de su tabla "errades sobresortints" detallando nada menos que veinte equivocaciones.
Seguro ha sido que el futuro no tomó de sorpresa a los aprendices. Bueno es entonces repetir el proverbio latino IN ARDUA VIRTUS.

Yerros

"E porque don Johan save que en los libros contescen muchos yerros en los trasladar, ca las letras semejan unas a otra" (Infante Juan Manuel).

domingo, 16 de octubre de 2011

Del lado de allá

Borradores finales: Del lado de allá:


(Prólogo al capítulo “El meridiano intelectual de Hispanoamérica”, en Marcela Croce ed.: Polémicas intelectuales en América Latina....

jueves, 13 de octubre de 2011

miércoles, 12 de octubre de 2011

El síndrome de Frankfurt


- Reseña de El síndrome de Frankfurt. Viaje a la gran feria mundial del libro, de Sergio Vila-Sanjuán  (Barcelona, RBA, 2007).
Sergio Vila-Sanjuán, periodista del diario español La Vanguardia, especialista en temas culturales y reiterado corresponsal en la Feria de Frankfurt, admite que este libro le fue encargado por la editorial catalana RBA el día de año nuevo de 2007. 

(sigue en Borradores finales)

lunes, 10 de octubre de 2011

Frankfurt/Fráncfort

Fuerte presencia nacional en la Feria de Fráncfort

El pabellón argentino albergará este año más de 30 editoriales

Con una importante presencia de las editoriales argentinas se inaugurará mañana en Alemania la 63ª edición de la Feria del Libro de Fráncfort.

(sigue en La Nación)

sábado, 8 de octubre de 2011

La querella de las comillas en Roberto Arlt

La relación de Roberto Arlt con el lunfardo siempre ha dado pie a cuestiones extravagantes (muy acordes, por otra parte, con la índole excéntrica del escritor). Entre ellas, una conocida —y maliciosa— anécdota que Borges solía contar. Según Borges, una vez le preguntaron a Artl si manejaba bien el lunfardo, y él contestó algo así: “Me crié entre gente pobre, obreros y malvivientes. No he tenido tiempo de estudiar esas cosas.”

(sigue en Borradores finales)


viernes, 7 de octubre de 2011

La mediación editorial: una instancia denegada

Voy a hablar (muy brevemente) del concepto de mediación editorial,(1) de su influencia en el producto final, que es el libro —objeto real e ideal a la vez—; y, sobre todo, de su pertinencia para la teoría y el análisis literarios. Para acotar un campo tan amplio, y adelantarme a las conclusiones, diré que mi idea central es que la mediación editorial es una instancia que aparece muy poco en los análisis literarios o textuales en general. Correlativamente, lo mismo pasa con los mediadores editoriales, los agentes que realizan ese proceso: editores, traductores, correctores, revisores, diseñadores, etc.

(sigue en Borradores finales)

Sony Reader

Algunos tuits sobre el lector de e-books Sony Reader 600


(el mío es el rojo)


Ventajas

1. Muy buena lectura. No cansa la vista (no es una pantalla de computadora o tableta, no tiene color ni luz propia como las tablets).

2.  Trae un stylo (puntero), con el cual se puede subrayar, resaltar, tomar notas, dibujar. Todo "exportable" (aunque aún no sé cómo "sincronizar" con la PC).

3. Cabe realmente mucho material (incluyendo música e imágenes), y se puede acceder a él fácilmente.


Desventajas


1. Se "cuelga" con cierta frecuencia, sobre todo después de cargarlo por USB. Dicen que puede ser por: a. No cargarlo con el dispositivo de pared (no viene de fábrica, hay que buscar uno de Play). 2. Alguna incompatibilidad entre Calibre y Reader Library (programas para gestionar).


Lo malo del cuelgue es que hay que reformatear la memoria casi
siempre. Y así se pierden ciertas cosas, sobre todo las notas.

 
Apotegma para cualquier gadget: el botón de "reset" es un mal
augurio.



jueves, 6 de octubre de 2011

El ocaso de la corrección

O melancolia!

Escribí en otro lugar:(1) “La tarea del corrector en la actualidad está decayendo, es menospreciada o no cuenta con el apoyo necesario”.
Un poco después, agregaba: “El equívoco primero... consiste en confundir función con funcionario, oficio con oficiante, es decir, la tarea con el que la realiza.
La artesanía del corrector puede estar decayendo, sin duda, pero su función, paradójicamente, es cada vez más necesaria, en un contexto en el que cada vez menos gente sabe escribir bien; y entiéndase ‘bien’ no sólo en el sentido gramatical (que, en última instancia, no sería nada) sino en el sentido meramente comunicativo.
(...)
Con la corrección pasa algo parecido a lo del manual de estilo. Si no existe de derecho, existe de hecho. Alguien la realiza, mal o bien, a sabiendas o no. Es una función delegable, pero imprescindible”.
Hoy por hoy, suelo pensar que era demasiado optimista en ese momento...

miércoles, 5 de octubre de 2011

Liber - Feria Internacional del Libro - (Madrid, 5 al 7 de octubre)


Ya adelantamos que Liber / Feria Internacional del Libro se celebrá en Barcelona del 3 al 5 de octubre del 2012.
Pero hoy, 5 de octubre, dio comienzo la Feria Internacional del Libro / Liber, que tiene lugar en Madrid. Finalizará el 7 de octubre. Tres días para recorrer el pabellón donde funciona, hacer tratos, interiorizarse de "lo último en tecnología" y estar, estar, estar. Si alguien quiere compartir la experiencia... ¡La experiencia! Que no hablamos de los hallazgos, los contactos ni el gran negocio. Bienvenidas sean anécdotas, reflexiones y opiniones. Gracias anticipadas.

Para informarse más, aquí


Liber 28.º Feria Internacional del Libro





Edilandia anticipó que daría informaciones sobre la Feria de Frankfurt "como si estuviéramos allí". Pero anticipándonos aún más, vaya este anuncio sobre la que se celebrará en Barcelona del  3 al 5 de octubre del 2012.
Son Ferias diferentes a las nuestra de Buenos Aires, que se destaca por la participación de un público que nunca deja transitar sus alfombrados pasillos: son breves y muy centradas en los "negocios" de compra de derechos y otras transacciones. Ferias que suscitan la frase "hay que estar". Editores que buscan "los musts", algunas ideas y, especialmente, "esos" contactos...

Enlace al sitio oficial aquí.

El caso Ricardo Soca explicado por Silvia Senz

Tenemos que destacar la "militancia" de Silvia Senz (término que en nuestra Argentina produce tanto escozor) en su trabajo en el ámbito de la edición, producción de textos y, especialmente, como estudiosa y crítica del papel de la RAE y otros organismos "amigos",  respecto de la instalación de un "español neutro", con sede en España, como "idioma dominante". Y de lo que esta equivalencia "castellano/español neutro" significa para las otras lenguas de España y, también, para las variantes hispanoamericanas. Si en algo me equivoco, espero que mi tocaya lea esto y contraargumente y aclare. Será un placer porque es fantástica polemista con sólidos argumentos, ejemplos de arduas investigaciones y una perspectiva de la problemática que se agradecen.

Por eso, Edilandia Tierra de Editores no puede dejar de recomendar la lectura, en su blog Addenda et Corrigenda, de «"Todo sobre mi RAE®".La larga cola del asunto RAE/Planeta contra Ricardo Soca»

Enlace para leer aquí

martes, 4 de octubre de 2011

Frankfurt 2011

La semana que viene (miércoles 12) empieza la Feria del Libro de Frankfurt.


¡Trataremos de informar como si estuviéramos desde allá!



Pósteres de este año.





Ir al sitio oficial de la Feria.



lunes, 3 de octubre de 2011

Artículo de Silvia Senz sobre "el español global"

"De la España Una a la Marca España. Estrategias para la expansión y explotación del español global".  

En Addenda e Corrigenda, Silvia Senz Bueno publica un extracto del capítulo 6 de su libro de próxima aparición (El dardo en la Academia) dedicado a la expansión y explotación del "español global".  

Muy pertinente su lectura a propósito del "affaire Soca" (ver entradas anteriores).    

Para leerlo completo, aquí

 

Planeta/RAE vs. Ricardo Soca

El "affaire Soca", en El Castellano.org





La RAE nos obliga a retirar servicios del portal

Castellano - La Página del Idioma Español = El Castellano - Etimología - Lengua española

Por favor, oír la comunicación telefónica con Planeta, no tiene desperdicio.

Nuestra solidaridad con don Ricardo.

Polémica

En un rincón del ring, las editoriales. En el otro, la industria gráfica nacional. Y ya sonó la campana.

Los libros argentinos, que son más baratos que los españoles, ¿se exportan a España con la misma facilidad con que los libros españoles se importan a la Argentina? 


Esto se pregunta Jorge Fondebrider en el Club de Traductores Literarios de Buenos Aires.


Ver.


Datos para entender qué está pasando.





domingo, 2 de octubre de 2011

5.ª Feria del Libro Social y Político

La Comisión del Libro Social y Político (CLISyP) de la Cámara Argentina del Libro (CAL) realizará por quinto año consecutivo la Feria del Libro Social y Político. El lema de este año es "Leer para pensar". Con entrada libre y gratuita.



Más datos y programa completo en el portal Educ.ar.




Herralde

Jorge Herralde: “Puedo defender cada uno de los libros que edité”

Bolaño, Copi y Carver… Se quedó con las ganas de tener a Borges, pero se desquitó publicando casi todo Nabokov, uno de sus escritores favoritos. El legendario editor español dialogó con Ñ digital en una de sus primeras entrevistas luego de anunciar la venta de Anagrama a la italiana Feltrinelli.



Nota completa en revista Ñ.