lunes, 12 de marzo de 2012

Gubern contra el e-book


(extraído del suplemento Radar, de Página/12, agosto de 2010, con comentarios intercalados)

ROMAN GUBERN CONTRA EL E-BOOK

Diez cosas que odio sobre ti


En el último capítulo de su reciente Metamorfosis de la lectura (Anagrama), el ensayista y especialista en comunicación, imagen y semiótica Román Gubern adopta un tono más combativo y quizá menos melancólico ante la llegada de lo nuevo: “Figuro entre quienes están convencidos de que las llamadas pomposamente ‘nuevas tecnologías’ se hallan todavía en su estadio de Paleolítico Superior”. Y si bien aclara que por una cuestión de edad y de dependencia emocional respecto del libro le resulta imposible ser del todo objetivo, Gubern ofrece una lista de diez ventajas que todavía no puede compensar el libro electrónico. Algunas pueden resultar despreciables, otras sorpresivas como el punto ocho. Es probable que pase mucho tiempo hasta que todos estos ítem sean refutados, si es que alguna vez sucede:

1 El libro electrónico se opone al fetichismo del libro como objeto sensual, como objeto táctil, visual y oloroso a la vez. Y ese fetichismo ha sido tradicionalmente un componente hedonista del placer intelectual de la lectura.
(un fetichismo es remplazado con otro con bastante facilidad; no sé si el fetichismo en sí es saludable, aunque pueda ser divertido; es obvio que los gadgets son fetiches cada vez más extendidos)

2 El libro electrónico se opone al valor sentimental del libro recibido como regalo cariñoso, o dedicado con una firma por el autor o por el amigo que lo regala, o de una edición limitada para amateurs cómplices.
(no se me ocurre nada que oponer, pero preferiría que me regalaran un reader)

3 El libro electrónico se opone al libro entendido como objeto de diseño gráfico. Es cierto que las vistosas fundas de los discos de vinilo no frenaron a los menos atractivos CD, pero el culto sentimental a la discografía de vinilo todavía se resiste a morir.
(todo pasa, como dice don Julio Grondona)

4 El libro en papel nos permite ojear y hojear el texto con más comodidad e inmediatez que las que nos consiente el libro electrónico.
(pero el libro electrónico me permite buscar, copiar y pegar con velocidad asombrosa)

5 En el libro códice podemos ponderar de un vistazo lo que llevamos leído y lo que nos falta por leer.
(cosa deprimente, a veces)

6 La luz incidente permite leer una página de papel, pero una luz incidente intensa puede convertirse en un inconveniente para leer una página electrónica.
(esto se está superando, pero por ahora es así; cuando se supere, se invertirá la relación, porque se podrá leer "en la oscuridad")

7 Si un libro tradicional recibe un golpe o cae al suelo no se rompe. No ocurre lo mismo con el e-book.
(los libros tradicionales, sobre todo los actuales, se desguazan con facilidad; se llenan de polvo y ácaros; se humedecen y manchan de café...)

8 En su condición de instrumento electrónico inalámbrico, el e-book no puede utilizarse en los aviones en vuelo, lo que resulta especialmente tedioso en viajes largos.
(pronto se van a utilizar en vuelo hasta los celulares)

9 El e-book no puede leerse en la bañera y es peligroso hacerlo junto a una piscina.
(¿por qué?, ¿porque se te cae al agua...?, el libro de papel sufrirá más la mojadura; supongo que esto ya es un chiste)

10 La movilidad de la lectura electrónica depende de una batería que cuando estamos enfrascados en un episodio apasionante bajo la sombra de un árbol puede exigirnos con su impertinente pitido que apaguemos inmediatamente el e-book.
(interrupciones hay muchas en muchas circunstancias; cualquiera que use celular está acostumbrado a recargar baterías, que cada vez duran más; habrá alguna vez baterías que se recarguen con luz solar, o con el calor del cuerpo, qué sé yo...)


2 comentarios:

  1. Queda claro que Gubern escribió esto sin haber pasado por la experiencia de leer de un Kindle. Pero su punteado sirve para mostrar hasta que punto la discusión es válida o real, para contrastar.

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  2. No sé si no lo habrá hecho (el número 10 sugiere que sí). Sus objeciones son válidas, aunque sea parcialmente. Por eso es más interesante el diálogo, es verdad.

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