de Andrea Palet
Mucho muy lejos me hallo de poder contar experiencias como las de mi admirado Maxwell Perkins, pero ni siquiera ese verdadero Maxwell Smart se refirió nunca a su cuidadosa labor de zapa; lo que se sabe es por su correspondencia privada, hecha pública después de su muerte. El trabajo conjunto con un autor –el corte, pulido, escarmenado y musicalización de un original, la paternidad de las ideas, la organización de un conocimiento para transmitirlo por escrito– es de una intensidad y una intimidad tales que, como los secretos de familia, se resiente al ser expuesto a la luz del día. A la espera de la demencia senil que me hará contar lo que no debo y enseñar lo que no sé, entonces, vayan apenas unos consejos de buena fe para quien se inicia en este oficio de corte y confección invisible.
No todo merece ser un libro. Huye del amigo o la tía con una historia alucinante que cree que debería contar en un libro. No temas desafiar al académico cuyo texto abstruso, árido y tecnicista solo refleja su incapacidad de comunicar.
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