domingo, 24 de junio de 2012

Muerte y resurrección del libro

por Daniel Link


(para Perfil)


Si bien nunca deposité demasiadas expectativas en el Día del Padre, las decepciones al abrir los regalos han llegado a ser mayúsculas cuando me encontraba con un pullover gris (o peor aun: celeste grisáceo), que pasaba a integrar el lote de ropa que jamás usaría, salvo en el campo y para dedicarme a las más rústicas tareas. ¿Es que tan poco me conocen mis hijos?
Este año, sin embargo, las circunstancias se confabularon para regalarme sensaciones insospechadas. Al abrir el regalo me encontré con un... ¡lector de libros electrónicos! de la marca Kindle, dispositivo que nunca había incorporado a mi horizonte tecnológico de deseos. Es más: muchas veces expresé mi desconfianza en relación con nociones como papel y tinta electrónicos, que me parecían una superchería más interpuesta en la libre disponibilidad del material de lectura.



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