viernes, 20 de septiembre de 2013

Primera Feria del E-book




martes, 6 de agosto de 2013

Mesa redonda en Frankfurt: Libros en América Latina: apuntes para entender una industria





Si viaja a la Feria de Frankfurt, reserve ya un lugar en su agenda para esta mesa redonda organizada por la Feria de Buenos Aires:

Libros en América Latina: apuntes para entender una industria

Jueves 10 de octubre
De 10 a 11hs
Forum Dialog, 5.1 A962




If you’re travelling to Frankfurt, save the date for this panel, brought to you by the Buenos Aires Book Fair:

Latin American Books: some clues to understand an industry

Thursday, October 10
From 10 to 11
Forum Dialogue, 5.1 A962



Fundación El Libro - Hipólito Yrigoyen 1628, Piso 5 :: (54-11) 4370-0600 :: www.el-libro.org.ar


sábado, 27 de julio de 2013

Blog sobre la editorial Aguilar

ANTIGUA EDITORIAL AGUILAR


INICIO

La idea de este blog surgió a finales de 2012, coincidiendo con la publicación de mi primer libro:Aguilar. Historia de una editorial y sus colecciones literarias en papel biblia (1923-1986), que ha contado con la ayuda desinteresada de numerosas personas que formaron parte de esa historia.
Pero esto es sólo el principio para rendir el merecido homenaje a una de las más importantes editoriales españolas que ha dejado una huella imborrable en la cultura española.
Por eso, si conoces algún dato que no aparece en el libro, dispones fotografías antiguas o quieres consultarme alguna cosa, no dudes en ponerte en contacto conmigo.


viernes, 5 de julio de 2013

El traductor y el libro del editor, según Libertella

Quienquiera que se preocupe por esa sociología de la traducción deberá pensar, también, que ella tiene un espacio propio en muchos países de Occidente. Ese espacio o zona puede ser marcado en tiza como el triángulo de oro capita­lista: DINERO=TEXTO A TRADUCIR=EDITOR QUE PAGA LA TRADUCCIÓN. Si el traductor es el individuo sociable de la literatura, su sociabilidad va a demostrarse primero, y graciosamente, ante quien le paga por su trabajo. Ser cortés y respetar las formas del editor supone saber leer, primero, el libro que él escribió como editor: conocerle su estilo. ¿Cuál es el libro escrito por el editor?: obviamente, su catálogo. Así leído el libro del editor, allí podrán verse, tal vez, sus fantasías y apetitos de mercado, el segmento que se pone y fija sus deseos públicos, el lugar social recortado desde el que busca hablar.
Si alguien lee de antemano el catálogo del editor que lo ha contratado, entonces la obra que recibe para traducir ya no será la misma que él había leído. Hay un nuevo contrato (intertexto), como una inteligencia previa y común; un pacto que se establece con esa obra del editor. Será posible que ese pacto organice el tipo de traducción: el campo-léxico, la manera de bajar de un estilo sublime a un tono grave o al revés; la sintaxis, en fin, el arte de disponer del lector o cliente.
No debería ser, por lo mismo, lo mismo el Quijote tra­ducido por Grove Press, Selecciones del Reader’s Digest o la Universidad de Minnesota. Precisamente porque los interlocutores de estas tres editoriales son distintos, no es ex­traño pensar que prometan a su público libros distintos. Es una posibilidad no del todo fantástica: que haya cien Quijotes diferentes si hay cien editoriales diferentes (cosa que, tal vez, permitiría reflexionar sobre la moral de traducción que puede regir en una cierta sociedad neo neo capitalista). Al fin, es en la portada donde siempre aparecen los tres tipos de crédito: nombre del autor, nombre de la obra y nombre de la editorial (que, generalmente, falsa modestia, va al pie). Este tercer elemento no es totalmente inocente: siempre puede intervenir como un modificador de los dos primeros.

Héctor Libertella, Las Sagradas Escrituras, 
Buenos Aires, Sudamericana, 1993, pp. 83-85.


lunes, 1 de julio de 2013

Ya es correcto decir "wasap" y "wasapear", según la RAE

Algunos lo consideran una incorrección o algo "malo" para nuestra lengua.

Lo llaman "anglicismo", pero consideramos se trata de una adaptación.

Sabemos que la RAE es resistente a los cambios y prefiere hallar el término equivalente en castellano (o español, como llama a este código lingüístico en el que escribo, pero tomé una decisión que podría llamarse "política", y no me extiendo ahora sobre ello).

En fin, que se puede decir "wasap" y "wasapear" (si se conjunga el verbo, se evidencia corrección morfológica irreprochable.

Pues bien, los que wasapeen, disfruten hacerlo y no devanarse los sesos tratando de recordar cómo se escribe la aplicación en inglés.

Más información AQUÍ.

¿Opiniones? 

Este blog pretende el intercambio. Las esperamos.

jueves, 23 de mayo de 2013

viernes, 17 de mayo de 2013

Una lengua nacional aluvial para la Argentina



Jorge Luis Borges, Américo Castro y Amado Alonso en torno al idioma de los argentinos



Miranda Lida
Universidad Torcuato Di Tella / Universidad Católica Argentina / CONICET




El artículo se concentra en estudiar los debates en
torno a la concepción de la lengua nacional en la
Argentina, a la par del establecimiento del Instituto
de Filología a partir de la década de 1920. Asimismo,
sitúa estos debates en la sociedad y la cultura de
la época. Explica, por otra parte, el modo en que
incidió el arribo del peronismo al poder sobre el
Instituto de Filología, la Universidad de Buenos
Aires y la propia concepción de la lengua nacional.

Palabras clave: Filología argentina - Amado Alonso
- Peronismo - Universidades



I. Definición del problema

A fines del siglo xix, se volvió un lugar común en buena parte de los países occidentales que se comenzara a definir la nación a partir del criterio de la lengua, un rasgo homogeneizador que cobraba extraordinaria fuerza en poblaciones cada vez más alfabetizadas e integradas a la modernidad. Así, las naciones modernas, en su preferencia por un determinado idioma nacional, terminarán por someter a centenares de otras lenguas que no llegaron a alcanzar aquel mismo rango al casi indigno puesto de dialecto. Aquel que no hablara la lengua nacional quedaría rebajado al estatus de ciudadano de segunda; en cambio, aquel que realizara su 
aprendizaje, podría ver alcanzada con más facilidad cualquier expectativa de ascenso social. 
Una lengua nacional tiene prestigio por el solo hecho de serlo: está en los libros de texto que se enseñan en la escuela. Mientras tanto, las demás quedan relegadas, por más que sean habladas por poblaciones numéricamente significativas. Tan sólo les quedó la alternativa de convertirse en objeto de una enconada resistencia cultural o lingüística. En este contexto, los combates por la lengua y la cultura bien pudieron politizarse.
Folkloristas, hombres de letras y filólogos fueron partícipes de estas lides; el auge que encontró la filología a fines del siglo xix no es casual. Hay incontables ejemplos de estas luchas entre los nacionalismos culturales emergentes de Europa central a finales del siglo xix, cuando tanto el Imperio Ruso como el Austrohúngaro mantuvieron sometidas lenguas y culturas que anhelaban convertirse en 
verdaderas naciones.


Seguir leyendo.

(Fuente: InfoEditexto)



domingo, 5 de mayo de 2013

Tarifas de corrección


Un excelente sitio para consultar y debatir sobre cuánto cobrar los distintos tipos de corrección. (La disparidad es notable.) 
Sería bueno que todos aportáramos con información actualizada.

Ir al sitio.



Defiende tus tarifas

De interés para correctores, editores, traductores y otros profesionales que también corrigen o contratan a correctores.

Aquí podrás encontrar una orientación para saber cómo calcular el coste de un encargo de corrección.
Ya contamos con las referencias de las tarifas usadas en España, Argentina, México, Uruguay y EE.UU.

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viernes, 26 de abril de 2013

Reflexiones (ajenas) sobre la traducción



¿Los problemas que aquejan al traductor? Dejo de lado los personales (desconocimiento de la lengua de la cual traduce, torpeza en el manejo de la propia, ignorancia de las realidades extratextuales a las que alude el texto). Los otros problemas son la falta de reconocimiento como creador de que es objeto el traductor. Y que se muestra en la parquedad con que se lo remunera. [...] Yo he padecido en épocas de cesantías o renuncias a mi profesión de docente, esas premuras. De ellas quedan algunas pruebas en mis traducciones: por ejemplo, a un personaje de Julien Green le hago ponerse en el bolsillo del saco un “portafolios” (portefeuille: billetera). Esos casos no son casos de infidelidad. Las editoriales serias los prevén, y suele haber correctores que los detectan y salvan.

(Enrique Pezzoni en revista Sur, número 338-339, enero-diciembre de 1976)


¿Qué recomendaciones se pueden hacer a los traductores de prosa? Desde luego que no deben ser literales. Hubo una polémica famosa en Inglaterra entre Arnold y Newman sobre la traducción literal. Arnold decía que la traducción literal no es fiel al original porque cambia los énfasis. En español, por ejemplo, no se dice “buena noche” sino “buenas noches”, en plural. Si se tradujera al francés como “bonnes nuits” o al inglés como “good nights”, se estaría cometiendo un error, porque se estaría creando un énfasis que no existe en el original. Si al traducir una novela se le hiciese decir a un personaje que dice “good morning” o “gutten morgen” su traducción literal que es “buena mañana”, se lo estaría haciendo hablar de un modo anómalo. Decir en inglés “good days” por “buenos días” también sería infiel.

(Borges, ibídem, p. 119)


Un traductor alemán tradujo un cuento criollo mío que en algún lugar decía “llegaba un oscuro”. Él, sin darse cuenta que se trataba del pelaje de un caballo, tradujo “llegaba el crepúsculo”. Claro, tradujo por el diccionario. Pero es el diccionario mismo el que induce a error. De acuerdo a los diccionarios, los idiomas son repertorios de sinónimos, pero no lo son. Los diccionarios bilingües, por otra parte, hacen creer que cada palabra de un idioma puede ser reemplazada por otra de otro idioma. El error consiste en que no se tiene en cuenta que cada idioma es un modo de sentir el universo o de percibir el universo”

(ibídem, p. 120.)


La fuerza de un novelista no radica solamente en su imaginación, sino también en su facultad de exactitud semántica. En este sentido, Proust no es menos exigente que Descartes. Los ingleses y los norteamericanos conocen su gran novela bajo el título Remembrance of Things Past, Recuerdo de las cosas pasadas, alusión al trigésimo soneto de Shakespeare. Imposible elegir título más lindo y hueco. Porque el título de Proust es la definición precisa de una situación humana y las palabras “busca”, “tiempo”, “perdido” son irremplazables. [...] Muchas veces me enfurecí con las traducciones traicioneras sin dar a entender más claramente que los responsables no son necesariamente los traductores. Hace poco leí: “A veces, los escritores extranjeros reprochan a sus traductores franceses que edulcoran la expresión —y por ende también el contenido— de sus obras. Esos escritores deben saber que las edulcoraciones no son necesariamente obra de los traductores: a veces son impuestas por las editoriales.” Fue Pierre Blanchaud quien escribió estas palabras en un notable artículo publicado en el último número de la revista L’Atelier du roman.
Cuenta también allí la historia tan increíble como común de su traducción de Kleist. El editor, que exigía un texto elegante, “bien escrito”, fácilmente legible, impuso modificaciones que el traductor, fiel al estilo extraño, áspero de su autor, se negó a aceptar. Hubo juicios, enredos, humillaciones (para el traductor, naturalmente, porque en la pareja traductor-editor el débil es él) y, al final, una nueva edición de Kleist (hecha por otro) que es tan legible como lamentable, lo que Blanchaud demuestra con ejemplos en la mano. Y resume así la situación que, doy fe, es cada vez más frecuente en todas partes del mundo: “Cuando [el traductor] entrega el manuscrito le dicen que las ‘torpezas’ halladas en su texto exigen una intervención minuciosa del revisor (elegido por el editor)... Lo que tienen en común todas esas revisiones es que hacen decir cualquier cosa a los autores traducidos... Si sus frases son largas, se recortan; y se alargan si son cortas. Se adornan inútilmente las cópulas pero se eliminan las repeticiones significativas... ¿Cuáles son las razones de esta censura, de esta reescritura salvaje?... La sumisión total a cierto estilo con gancho, a una escritura de supermercado, que es [para el editor] la única capaz de vender el libro.”

(Milan Kundera, en “El arte de la fidelidad”, trad. de Cristina Sardoy, en Clarín Cultura y Nación, Buenos Aires, 13 de julio de 1995)


Todo traductor profesional sabe que los errores de una u otra especie son inevitables en una obra extensa a causa de la “fatiga verbal” que se produce al promediar la tarea, si no es por otra razón.

(Elsa Gress, “El arte de traducir”, en Sur, op. cit., p. 29.)


Uno de los gajes al que me siento especialmente expuesta, en mi ejercicio simultáneo de la literatura, la crítica y la traducción, es el extraordinario interés y el fanatismo que suscitan los detalles lingüísticos e idiomáticos, hecho que induce a los lectores a escribir interminables cartas a las casas editoras e inclusive cartas amenazadoras dirigidas a escritores y traductores.

(ibídem, p. 33)


Una dificultad que se plantea al traductor es la fragmentación de la lengua española. Traducir al francés significa incontestablemente traducir a la lengua que se habla en Francia. Traducir al inglés es más problemático porque, como dirían los franceses, hay versiones al anglais y versiones al americain. Pero nada es tan difícil como la traducción al castellano, lengua que tiene múltiples centros de irradiación tanto en España misma cuanto en América latina, cada uno de ellos con sus peculiaridades expresivas propias. El acuerdo tácito entre los traductores consiste en utilizar una suerte de lingua communis, cuyos rasgos más notorios son el empleo del tuteo (aun en aquellos lugares donde prevalece el voseo) y de un vocabulario neutral.

(Jaime Rest, “Reflexiones de un traductor”, en Sur, op. cit., p. 196)


(Los ejemplos están entresacados del capítulo "La corrección de traducciones", de mi libro Cómo corregir sin ofender.)


domingo, 14 de abril de 2013

El libro digital avanza...


El libro digital avanza y convive con el de papel sumando diversidad


POR WALTER LEZCANO


Más títulos, más baratos y menos barreras son algunas ventajas de los libros electrónicos, explican los editores. Además, puede publicar usted mismo: sepa cómo.


14/04/13
La literatura siempre se abre camino. Sea en papel o de manera virtual. Los e-readers (dispositivos de lectura que en nuestro país se consiguen desde $800) tuvieron, durante 2012, una presencia en la cotidianeidad de muchos lectores. Será que la batalla entre libro de papel y libro virtual no es tal; conviven. Lo que sí hubo una fue una reorganización dentro del mercado editorial, que derivó en una venta creciente de libros electrónicos.