La probabilidad de que se produjesen erratas, aun a pesar de una
rigurosa corrección de pruebas, iba a ser el tema de un ensayo que Vic pensaba
escribir alguna vez. Había algo diabólico e insuperable en las erratas de
imprenta, como si formasen parte del mal natural que impregnaba la existencia
del hombre, como si tuviesen vida propia y estuviesen decididas a manifestarse
como fuese, con la misma inexorabilidad con que las malas yerbas crecen en los
más cuidados jardines.
(Patricia Highsmith, Mar de fondo, trad. de Marta Sánchez Martín,
Barcelona, Bruguera, 1986.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario